¿Quiénes son Los Abuelos Golondrina o Maleta?


abuelos maleta abuelos golondrina

Don Julio es de un pequeño pueblo de la región de Cundinamarca y hace 3 años perdió a su mujer con la que vivió por 35 años. A partir de este momento, Don Julio no vuelve a ser el mismo, su estado de salud se deterioró y como consecuencia, requiere más ayuda para el día a día. Tiene 2 hijos, uno de ellos vive en la capital y otro hacia el norte del país en una ciudad costera. Sus hijos trabajan y les es díficil cuidar a su padre, por lo que deciden que Don Juio debe rotar y permancer dos mes con cada hijo.

Al principio, Don Julio no quería salir de su pueblo y trasladarse a vivir con ellos ya que no quiere sentirse como "una carga" más para ellos. Después de varios meses en esta situación surgen las dificultades (….)

Esta es una situación que ocurre a menudo. El término para estos abuelos que comienzan esta travesía viviendo con sus hijos por turnos es conocido como "abuelos golondrina" o "abuelos maleta".

Sin embargo el vivir estos cambios constantes trae consecuencias negativas para los abuelos que deben lidiar con alteraciones en su rutina.

Una de las dificultades que enfrentan las familias con el nuevo inegrante es que la unidad familiar debe adoptar y acoger a la persona mayor. Esto en una familia organizada y con un ambiente familiar tendrá un menor grado de dificultad, pero cuando no hay la suficiente comunicación y la familia no brinda la acogida que el adulto mayor requiere, termina siendo esta persona "una carga" para la familia que al final desencadenará estrés y frustación; asi como problemas de convivencia.

Al no tener una residencia fija implica llevar una vida nómada, y eso no es fácil. Para empezar, si el mayor sufre algún tipo de demencia, cualquier cambio y la adaptación a cosas nuevas resulta especialmente difícil y estresante. Además, y esto es para todos, cambiar de entorno físico cada frecuentemente, que se establezcan nuevas relaciones de convivencia, que sean otras personas las que se ven todos los días, habituarse a las diferentes rutinas de cada familia, salir del espacio social de amigos y relaciones o incluso de clima puede crear problemas de desarraigo y adaptación, no sentirse de ningún sitio, pues ya no se tiene un hogar propio. 

En los casos en los que la persona de edad avanzada presenta problemas físicos, puede que no todas las casas estén preparadas por igual y que al hijo no le merezca la pena hacer los cambios necesarios. Si se presentan problemas de alzhéimer o demencia, lo que menos favorece la estabilidad son los cambios y que durante dos meses el abuelo tenga su cama y sus cosas en un sitio, y luego sea otra cama y otro sitio, y luego otra... y otra vez a empezar.

Esta situación genera o incrementa problemas de orientación, de concentración y de memoria. Una dificultad adicional es también cambiar de médicos, seguir tratamientos crónicos o estar polimedicado, pues si no hay una perfecta coordinación y comunicación por parte de las familias, los servicios de salud y la propia persona se pueden generar graves problemas, sobre todo si hay cambios de ciudad.

En conclusión no es fácil ser un «abuelo golondrina» puede ser una buena manera de vivir, siempre y cuando la persona cuente con buena salud, buenas relaciones y deseo mutuo de pasar tiempo con otros.

Queremos conocer tu experiencia! Comparte y comenta con nosotros.

Comentarios