Por: Sebastián Urbina - El Mercurio - GDA
El trabajo realizado por el Instituto de Investigación del Deporte y el Ejercicio de la Universidad de Camberra (Australia) encontró que el ejercicio no solo previene accidentes cardiovasculares y mejora el estado físico y el ánimo de las personas, sino que también ayuda a prevenir y postergar el deterioro cognitivo de los mayores.
Los resultados, publicados en la revista ‘British Journal of Sport Medicine’, sugieren que “un programa de ejercicios que combine actividad aeróbica y trabajo con pesas en sesiones de intensidad moderada a vigorosa, que duren entre 45 y 60 minutos en por lo menos dos o tres días a la semana, es lo que más beneficia las funciones cognitivas del cerebro”, explicó el doctor Joseph Northey, autor principal del estudio y profesor de Ciencia del Deporte en la universidad de Camberra.
“El trabajo observa que la actividad aeróbica, ya sea ciclismo, natación o caminar, trae un beneficio global en las habilidades cognitivas de la persona”, de otro lado, hacer pesas o máquinas es bueno para la memoria de trabajo, la toma de decisiones y la memoria en general.
“La actividad física produce un aumento del flujo de sangre hacia el cerebro, también libera sustancias que promueven la formación de nuevas neuronas. Entonces estamos hablando de un efecto terapéutico directo del ejercicio en el cerebro”, afirma el doctor Patricio Sandoval, neurólogo de la Red UC Christus.
Y hay estudios, agrega el mismo profesional, que demuestran que cuando hay alteraciones cognitivas iniciales en las personas, si se les indica ejercicio se observa la aparición de nuevas neuronas en el hipocampo, la zona del cerebro a cargo de la memoria. Esto sin olvidar que según un estudio de la Universidad Internacional de Valencia (VIU), el ejercicio en intensidades aeróbicas moderadas repercute notablemente en la salud mental, ya que reduce el estrés, la ansiedad, las circunstancias que rodean a la depresión, aumenta el estado de ánimo y el bienestar y afecta las funciones cognitivas como la memoria a corto plazo o la motivación.
El estudio de la Universidad de Camberra apoya la necesidad de que se prescriba ejercicio para las personas mayores, según el doctor David Nowogrodski, geriatra de la clínica Santa María, de Santiago de Chile. “Falta que los médicos lo indiquen más. También se necesitan programas en las ciudades más pequeñas, con un profesor de educación física a cargo, para que los médicos puedan enviar allí a sus pacientes”, dice el especialista.
“El ejercicio es un recurso barato que debería prescribirse como un fármaco, más aún si no existe ningún medicamento que tenga tal potencia preventiva”, asegura el doctor Fuentes. En su opinión, el gran problema es que, en general, en América Latina hay una fuerte tendencia al sedentarismo. “A la gente le falta tener conciencia de que el ejercicio es una actividad saludable, tanto para el físico como para la mente”. Según la Organización Panamericana de la Salud y la Organización Mundial de la Salud, en América Latina casi tres cuartos de la población tienen un estilo de vida sedentario.
El doctor Sandoval tiene la impresión de que los médicos que recomiendan ejercicio con fines terapéuticos a sus pacientes son cada vez más. “Pero –añade–, el verdadero desafío es el cultural. Es decir, que las personas aprecien el ejercicio y sus beneficios, y lo practiquen con regularidad. Ese es el reto”.
Razones para moverse
Hoy el sedentarismo es la cuarta causa de mortalidad en el mundo. Y mata casi tanto como el tabaco.
En América Latina y el Caribe, el estilo de vida sedentario es responsable del 11,4 por ciento de todas las muertes.
Una insuficiente actividad física favorece la diabetes de tipo 2, los problemas cardiovasculares como infartos o trastornos cerebrovasculares y aumenta la mortalidad en términos generales.
Entre tener al menos 30 minutos de actividad física moderada casi todos los días a no tener hacer nada, el riesgo de mortalidad aumenta entre un 20 y 30 por ciento.
La realización de ejercicio aeróbico entre 30 y 60 minutos mejora los procesos cognitivos, baja el estrés, ayuda a concentrarse y a resolver problemas complejos.
Si nuestra región no quiebra su fuerte tendencia al sedentarismo, cálculos del Banco Mundial indican que para el 2030, el número de obesos en la región llegará al 30 por ciento de la población.
Se considera que una persona es activa cuando en sus actividades cotidianas camina más de 10.000 pasos diarios.
Fuente: El Tiempo
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